(foto de Alonso Trenado)
Las letras no tienen silla, ni hay paraninfo a su medida, ni ciudad que en un sólo día las acune queriendo hacer valer el peso de la tradición.
Las palabras vuelan solas.
Sólo anidan sobre aquellos que las quieren en su vida todos los días. No creen en honras anuales...
Aún así, cada 23 de abril, soy Alcalá de Henares.
Las letras no tienen silla, ni hay paraninfo a su medida, ni ciudad que en un sólo día las acune queriendo hacer valer el peso de la tradición.
Las palabras vuelan solas.
Sólo anidan sobre aquellos que las quieren en su vida todos los días. No creen en honras anuales...
Aún así, cada 23 de abril, soy Alcalá de Henares.
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